No es habitual una mujer en estas dos disciplinas, pero si me remonto a mi infancia y adolescencia, todo cobra sentido:
En la escuela prefería las matemáticas a las lenguas, me gustaba jugar con coches, juguetes de construcción y hacer manualidades, las muñecas no tenían ningún interés para mí. Y cuando pasé a la adolescencia decidí estudiar delineación industrial, la cual me ayudo a entender un poco del mundo industrial.
Pero el salto a la fotografía lo realicé al segundo año de estar casada, dejé mi trabajo y me matriculé durante tres años en CITM (Centre de la Imatge i la Tecnologia Multimèdia, centre adscrit a la UPC).
Pero no solo me gusta emocionar a través de la mirada, también adoro emocionar a través de la voz, compagino mi trabajo de fotógrafa con la música, adoro cantar y emocionar al oyente. Otra disciplina artística que corre por mis venas desde la infancia.